Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Nueva Hoja PERASHAT BALAK-18

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NOSOTROS Y EL BURRO

“¿Acaso acostumbré a hacerte algo así?”

(Bamidvar 22,30)

Encontramos en el Midrash (Bereshit Raba 93,10) algo relacionado con nuestra perasha, y el texto nos pide una explicación: ¡Pobres nosotros en el Día del Juicio, pobres nosotros en el día del reproche! Bilaam, el sabio entre los idólatras, no pudo mantenerse de pie ante el reproche de su burro, como está escrito: ¿acaso acostumbré a hacerte algo así? Y Bilaam le contestó que “no”. Entonces, cuando venga Hakadosh Baruj Hu y reproche a cada uno de nosotros, a cada uno de acuerdo a lo que verdaderamente es, este reproche seguramente será mucho más fuerte, ¿quién podrá mantenerse en pie?

¿De qué temor está hablando el Midrash? Sabemos, y estamos seguros, todos tenemos miedo al Día del Juicio, donde se nos exigirá rendir cuentas sobre todas nuestras acciones. Dichosa la persona que se adelante y se arrepienta, haciéndose merecedora del perdón a tiempo. Pero además de eso, la fuerza del reproche se multiplica cuando este reproche viene de la mano… de un burro…

¿Qué es lo que tiene de especial? ¿Por qué hace tanto ruido?

La respuesta nos estremece por lo simple que es: cuando analizamos algo terrible, que el burro no reprocha por los pecados, sino que su queja es solamente por un agravio. Ya que, principalmente, el burro le pregunta al más sabio entre los otros pueblos: “¿dónde está tu sabiduría, por qué tú no piensas?”

Y éstas son las palabras del Seforno: “¿acaso acostumbré a hacerte algo así? Digno de ti sería haber pensado, después de que esto (que el burro le hable) no es algo corriente, algo que no te ha pasado sino para mostrar que no tendrás éxito en lo que quieres hacer…, ¿para qué golpeas a tu burro?, tal vez porque quieres mantenerte en tu postura y piensas que puedes hacer algo que no deberías hacer…, pero ya lo has hecho tres veces, ¿cómo puedes continuar con tu torpeza y no escuchar tres advertencias?”

Es decir, la queja principal resulta ser: ¿dónde has puesto tus ojos, dónde está tu inteligencia? Sin embargo, Bilaam no escucha y dice: “he pecado, porque no sabía”, el pecado más grande es no saber, no pensar, no prestar atención…

Esto es lo que pretende decir el Midrash: con seguridad, en el futuro llegará el reproche por nuestras acciones no buenas, por los pecados, pero el sufrimiento mayor será el debido a nuestra ignorancia, a comportarnos como tontos y ciegos. ¿Acaso no sabemos que existe un Bore Olam? ¿Acaso creemos, en verdad, que el mundo no tiene dueño? ¿No entendemos que se nos exigirá rendir cuentas y que aparecerán los testigos que “vieron” no sólo lo que hicimos, sino también lo que pensamos?

Y si caímos, ¿cómo no nos hemos arrepentido?

¿Dónde está nuestra inteligencia, en qué estamos pensando? ¡Este es el reproche!!!

Cuentan sobre un hombre que habló en público y se equivocó en sus dichos. Dijo: “ábranme una pequeña puerta del tamaño de una aguja, y Yo les abriré una puerta del tamaño de la boca de Bilaam…”, en lugar de decir “del tamaño de la puerta de un Olam (gran salón)” (Midrash Shir Hashirim Raba 5,3).

Los oyentes se rieron, algo nada agradable para el conferencista. Escuchó el gaon Mitshivin ztz”l, y se asombró muchísimo: “¡es cierto, es cierto!, es como la boca de Bilaam”.

Y todos pasaron de la risa a un asombro mayor, y el gaon explicó: nuestros sabios Hakedoshim (santos) dijeron que Bilaam alzó sus ojos y vio que Israel acampaba de una forma muy especialmente ordenada, las puertas de sus tiendas no estaban enfrentadas una con la otra, por eso decidió no maldecir al pueblo y dijo: “qué hermosas son las tiendas de Iaacov”, porque sus puertas no están una frente a la otra.

Bilaam vio que las puertas de Israel estaban abiertas hacia el Bore Itbaraj, y que el Bore Itbaraj habría sus “puertas” hacia ellos, no estaban las puertas enfrentadas…

Porque Israel abría sus puertas como el tamaño de una aguja, y el Bore abría puertas del tamaño de un gran salón, por las que podían pasar “camiones” cargados con bendición, en abundancia y éxitos sin medida, debido al gran cariño del Creador con su pueblo. ¿Cómo Bilaam podría, entonces, maldecir? Por esto, ¿podemos decir que el orador se equivocó al decir que las puertas son del tamaño de la boca de Bilaam?...

Se entiende, que el rab dijo todas estas palabras en broma, para salvar al orador de su equivocación. Pero nuestra obligación es tomar estas palabras y aprender de ellas. Descubrir el mensaje maravilloso: por cada acción, por pequeña que fuera, por el cumplimiento de cada precepto y por cada estudio de Tora, recibiremos una recompensa enorme, un manantial de bendición, el éxito sin medida, alejando de nuestro entorno cualquier daño, cualquier maldición.

Y como ejemplo, para tener una idea de su magnitud: la persona que da con generosidad al necesitado, recibirá de las propias “manos” del Bore Itbaraj, toda Su Generosidad, toda Su Bondad, toda Su Bendición (Sanhedrin 100a).

¿Tenemos idea de lo grande que puede ser esta recompensa?

Traducido del libro Maian Hashavua.

 

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom

 



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