¡BUEN DÍA! Pensé en otra prueba de que todos tenemos alma.
Si alguien te dice que alguien derramó un vaso de leche y te pregunta: "¿Qué vas a hacer al respecto?", tu reacción probable sería: "Nada". ¡Que el que derramó limpie el suelo! Sin embargo, si alguien le dice que mucha gente está muriendo de hambre en África y le pregunta: “¿Qué vas a hacer al respecto?”, tu respuesta probable sería: “¿Qué puedo hacer? ¡Soy sólo una persona sola! Si pudieras, harías algo y no dirías que fue su problema (como en el caso anterior).
Hay algo incrustado en nosotros que nos hace sentir responsables del mundo entero y que si pudiéramos hacer algo, ¡definitivamente lo haríamos! Ésta es la manifestación del alma, no el cuerpo.
Cómo podemos saber que tenemos almas eternas. A continuación les traigo una explicación, la del rabino Moshe ben Najman “Nachmanides”, también conocido como Ramban. Un brillante sabio, filósofo y cabalista que vivió en la España del siglo XIII y que una vez defendió el judaísmo ante el Rey de España, durante la Inquisición española, en un debate contra un judío apóstata. El rey español premió al rabino Najmánides con 300 monedas del reino y dijo lo siguiente: “¡Nunca había visto a alguien tan equivocado discutir tan bien!”
El siguiente extracto fue adaptado del comentario del rabino Najmánides sobre la Torá (Vaikrá 18:29):
La Lógica de la Torá – La Torá es un libro de instrucciones para la vida. Establece un marco de lo que se debe y lo que no se debe hacer para nosotros, como individuos y como pueblo. También nos explica que todas nuestras acciones generan consecuencias –recompensa o lo contrario- en este mundo y en el próximo. Algunas recompensas son generosas y abundantes, como por ejemplo: paz en nuestra tierra, lluvia en los momentos oportunos, almacenes llenos de los frutos de la cosecha. Por otra parte, algunos castigos son duros y difíciles. Esto nos dice lo siguiente: La vida es un asunto serio y hay consecuencias.
Uno de los castigos que menciona la Torá se llama "Karet", lo que significa que el alma no ingresa al Mundo Venidero. Este castigo se aplica por ejemplo por relaciones prohibidas, por no hacer el Korban de Pesaj, no circuncidarse, para estas transgresiones la Torá usa el lenguaje: “esta alma será desconectada de Mí (Vaikrá 22:3)”.
El Rambán explica que aprendemos sobre la eternidad del alma a partir de la palabra "desconectado" en el versículo anterior: la Torá no puede referirse a la muerte del cuerpo, ya que en última instancia todos mueren, están desconectados de este mundo.
Tampoco puede referirse a la muerte prematura de aquellos transgresores, ya que hay muchas personas que transgredieron estas prohibiciones y vivieron hasta una edad avanzada.
Por tanto, explica el Ramban, el castigo de estar “desconectado” se refiere a la destrucción completa de la conexión del alma con su raíz espiritual.
Conociendo esta posibilidad, la lógica es bastante simple: quienes transgreden ciertas prohibiciones de la Torá ven sus almas desconectadas. Quienes no transgreden mantienen intacta su alma. En otras palabras, el alma sigue viviendo para la eternidad.
Quizás te estés preguntando, querido lector, ¿qué sentido tiene demostrar que todos tenemos alma? (el ser humano a diferencia de los animales tiene distintos tipos de “fuerzas espirituales” Nefesh, Ruaj Neshama, Jayá y Yejida. Mi objetivo es demostrar que no somos simplemente creaciones animadas, tenemos a diferencia de los animales, la posibilidad de hablar, algo que nos difiere del resto de las creaciones.
El ser humano tiene un propósito que va más allá de la simple supervivencia física y el éxito en el mundo material.
Nuestra esencia es espiritual y a menos que nos comprometamos profundamente con ella, nunca podremos encontrar la verdadera alegría y felicidad en este mundo.
Es famoso el ejemplo de lo infeliz que puede llegar ser una persona adinerada si toda su vida corre por sus ganancias materiales. La explicación es sencilla: no se puede encontrar la felicidad en las cosas físicas y materiales. Un bien material no puede llenar un vacío espiritual. En otras palabras, una necesidad espiritual o emocional, no se llena con dinero.
¿Y qué podemos hacer para satisfacer esta necesidad espiritual? Llenarnos con algo que incrementa nuestra espiritualidad, aprender y estudiar la Torá, aprender más sobre nuestra herencia y nuestro pasado, investigar con un maestro o un rabino nuestras dudas espirituales, en otras palabras: ¡interesarnos por nosotros mismos y nuestro judaísmo, y por que yo soy judío !