Rav Salomón Michan
Parasha semanal

¿Necesitamos milagros hoy en día?

Muchos de nosotros hemos escuchado a cerca de milagros, ya sea en los tiempos pasados o incluso en estos días. Debemos preguntarnos:     ¿Necesitamos milagros en nuestras vidas? Tal vez pensemos que no necesitamos milagros y podemos vivir sin cosas sobre naturales.
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Muchos de nosotros hemos escuchado a cerca de milagros, ya sea en los tiempos pasados o incluso en estos días.

Debemos preguntarnos:

    ¿Necesitamos milagros en nuestras vidas? Tal vez pensemos que no necesitamos milagros y podemos vivir sin cosas sobre naturales.

Realmente sí necesitamos muchos milagros en nuestras vidas. Mucho de lo que vivimos, son milagros tremendos en nuestras vidas. Vamos a traer varios ejemplos:

La Guemará compara el matrimonio, el sustento y la salud con la partida del mar rojo.

Matrimonio:

La Guemará dice, que el matrimonio es comparado al milagro de la partida del mar rojo.[1] Es decir, un matrimonio que funcione bien, es un milagro.

Tal vez partir el mar es posible, pero mantenerlo partido, es muy complicado; así mismo en el matrimonio, que se mantenga sin problemas, es un milagro.

Cuenta el Midrash: Le preguntó una princesa a Rabí Yosef Ben Jalaftá: ¿Qué hace Hashem todo el día? Le contestó: Hashem se sienta y forma parejas. La hija de fulano para fulano, fulano con fulana, etc.[2]

Esta mujer quiso verse más inteligente que D-os y ella f or mó parejas a su entender; hizo una fila de 1000 hombres, y otra fila con 1000 mujeres y ella iba decidiendo las parejas. Al otro día, llegó un hombre con el ojo morado, una mujer con el brazo roto, otro hombre con un moretón en la cara, etc. Se dio cuenta la mujer que sí es difícil realmente formar parejas.

Sustento:

Así mismo, está escrito que el sustento de la persona, también es comparado al milagro de la partida del mar rojo.[3] Es decir, el sustento de la persona en un milagro. El simple hecho que tengamos comida, un techo, ropa, etc., es un milagro que debemos agradecer todos los días de nuestras vidas.

Así como dijo Rab Shimshon Pinkus zz"l en una ocasión: “Cuando llegamos a la casa y abrimos el refrigerador y está lleno de comida, es un verdadero milagro”.[4]

Salud:

La salud de la persona también es un milagro. Así como dice la Guemará que la salud de la persona también es comparada con la partida del mar rojo.[5] Cuando analizamos el proceso de la digestión, del bombeo de la sangre, de los movimientos de nuestros cuerpo, etc., nos daremos cuenta que esto es un milagro. Así como Rab Yerujam de Mir solía decir:

Si la persona sabría todo lo que pasa en su cuerpo desde que ingresa un alimento a su boca, hasta que lo evacua; debería mandar una carta a su casa para avisar que todo salió bien.

Hijos:

Otro de los milagros que necesitamos que pasen en nuestras vidas, es tener hijos que crezcan en el buen camino de la Torá. Más hoy en día con la tecnología que está alejando a los niños de la religión.

Cuidar nuestra santidad:

Otro milagro que necesitamos, es cuidarnos en el tema de Arayot (relaciones prohibidas). Así como dice la Guemará: “En Apotrofos Learayot” – “No hay garantía para temas de promiscuidad”.[6]

La Guemará cuenta una historia increíble:[7] Pasó en Israel que habían secuestrado a 2 jovencitas y un Jajam, llamado Rabí Ambram ayudó a rescatarlas. Cuando llegaron las jovencitas a la ciudad, se decidió mandarlas a la casa de Jajam para que duerman ahí. El Jajam, para auto asegurarse de no caer en el pecado con ellas, mandó a quitar una escalera que llevaba al cuarto que iban a dormir las jovencitas; para mover esta escalera, hubo la necesidad de moverla entre 10 personas, ya que era muy pesada.

A media noche, una de las jovencitas caminó por el pasillo y de tanta belleza, brilló todo el lugar; el Jajam al ver el brillo, fue por la escalera que sólo se movía con 10 personas, y él sólo la movió para subir con ella y caer en el pecado.

Cuando estaba subiendo, el Jajam hizo como que se le atoró el pie y comenzó a gritar: “fuego”, “fuego”. Todos los vecinos y alumnos llegaron con cubetas de agua para apagar el fuego. Cuando llegaron a la casa, se dieron cuenta de la escena del Jajam que iba a caer en el pecado con la jovencita. Los alumnos se apenaron por la acción de su maestro; pero el Jajam les dijo que es preferible apenarse en este mundo y no en el mundo venidero frente a Abraham, Itzjak, Yaakob, Moshé, etc.

Sentir los milagros:

Antes de analizar cómo es posible lograr esos milagros, debemos saber lo que dice Rab Yerujam de Mir. La partida del mar fue un milagro impresionante. Algo más grande que ese milagro fue, que el pueblo de Israel creyó en eso y no sintieron que fue casualidad. Todos los días recibimos milagros muy grandes; y debemos sentirlos como milagros, no como casualidades o accidentes de la naturaleza.

¿Cómo es posible lograr esos milagros?

Ya vimos que cualquier necesidad en la vida, es necesario que ocurran por medio de milagros; así como estamos viendo en el matrimonio, los hijos, el sustento,  la salud, etc.

La Guemará cuenta: Le dijo Rab Papa a Abayé: ¿Qué diferencia existe entre las generaciones pasadas que sí pasaban milagros y hoy que no hay tantos milagros? Si es porque antes había más Torá, eso no es real, ya que la generación posterior estudiaba más Torá que la anterior. Entonces la respuesta es: Porque las generaciones anteriores, entregaban su vida para santificarse por Hashem, a diferencia de la generación posterior; que no estaban dispuestos a sacrificar, arriesgar, etc., por eso no eran merecedores de milagros.[8]

Explican los Jajamim, que las generaciones posteriores realmente sí sacrificaban su vida por Hashem; pero únicamente lo que era obligatorio según la ley; pero cuando algo no era obligatorio, no entregaban ni sacrificaban su vida por Hashem.[9]

El secreto de la Guemará es: Cuando uno se entrega a Hashem, es propicio y digno para recibir milagros. Siempre y cuando, que no lo haga para recibir el milagro.

Así como lo menciona la Guemará:[10]

“Me esforcé y no lo logré, no lo creas”. “No me esforcé y sí lo logré, no lo creas”. “Me esforcé y sí lo logré, créelo”.

Cuando la persona se esfuerza, le llegarán los resultados.

 



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