Deuteronomio 21:10 - 25:19
"Si ves al animal de otra persona, no debes ocultarte de él; debes retornárselo a su dueño. Si no conoces al dueño, entonces deberás llevar el objeto a tu casa, donde quedará hasta que el dueño lo reclame, y tú lo retornarás. Así debes hacer con su burro, su vestimenta o cualquier otro artículo que puedas encontrar…" (22:1-3).
"Retornar objetos perdidos" es una de las 613 mitzvot de la Torá. En el nivel más básico esto significa que si nosotros encontramos un monto de dinero en la calle, debemos buscar a su dueño y retornárselo. La Torá agrega una dimensión más profunda: "No debes ocultarte de él". Esto se refiere a la opción de hacer de cuenta que no lo vimos y seguir nuestro camino indiferentes.
En términos prácticos, esto significa poner notas en nuestro barrio, y preguntar en los alrededores quién pudo haber perdido el objeto. Como un ejemplo, publicaríamos: "se encontró un maletín el primero de julio en la calle Ieshaiahu. Para reclamarlo llamar al 555 2556".
La clave es divulgar suficiente información sobre el objeto para que el dueño sepa que se refiere a su objeto, pero no demasiada información para que no venga alguien sin escrúpulos y reclame falsamente que el objeto es de él. Quien vaya a llamar reclamando el maletín será requerido dar una descripción básica (color, tamaño) y quizás identificar algo de su contenido. De esta manera, nos aseguraremos de que el objeto será retornado verdaderamente a quien corresponda. "El que lo encontró se lo quedó, el que lo perdió lo lloró" definitivamente no es un concepto judío! El Daño es Hecho Otra aplicación de esta mitzvá es tomar la responsabilidad sobre el daño producido a la propiedad de otro. El ejemplo clásico es si accidentalmente yo rayo el auto de otro en el estacionamiento, debo dejarle una nota con mi número telefónico.
El Talmud (Babá Metziá 31a) extiende esto a "prevención de daños" también. Por ejemplo: si la casa de tu vecino está por inundarse - y él no está en la casa - entonces se requiere de ti que pongas bolsas de arena. (Tú puedes pedir que te lo reembolse después).
Yo me acuerdo de un incidente que ocurrió en mi primer visita a Esh HaTorá en Jerusalem. Yo estaba mirando en la pizarra de los estudiantes, y leyendo las notas que estaban allí puestas.
Una en particular llamó mi atención: "Accidentalmente yo he roto una taza de café azul. Si es suya, por favor acérquese a mi para que pueda compensarlo. Firmado: Iosef Ploni". Iosef pudo haber roto la taza, haberse quedado callado, y nadie se hubiese enterado. Pero él estaba decidido a hacer las cosas de la manera correcta. ¿No sería hermoso que todo el mundo funcionase de esta manera?!
Pero esto no es el final de la historia. Una semana más tarde, yo estaba leyendo otra vez la pizarra y noté algo increíble. Este hombre joven había tachado la palabra "accidentalmente" y escribió en su lugar "negligentemente".
Él reflexionó sobre lo ocurrido y se dio cuenta que no era muy exacto decir que la taza se rompió accidentalmente! Guardando los Artículos Una extensión de esta mitzvá de devolver los artículos perdidos es guardar el objeto cuidadosamente hasta que lo vengan a recoger. No tenemos permiso de usarlo; sino que se requiere de nosotros que lo cuidemos.
El Talmud (Taanit 25a) cuenta la historia de cómo algunas gallinas pasaron al campo de Rabí Janiná Ben Dosa. Rabí Janiná tuvo la obligación de cuidarlas hasta que su dueño fuese encontrado. Las gallinas pusieron huevos de los cuales nacieron pollitos - y pronto la propiedad de Rabí Janiná estaba llena de pollitos! En función de consolidarlo él cambió a todos los pollos por algunas cabras.
A través de la observancia cuidadosa de la mitzvá, Rabí Janiná había multiplicado la riqueza del dueño original de los pollos. Para el tiempo que el hombre llegó a reclamar su propiedad, él era un orgulloso dueño de un gran rebaño de cabras.
La Herencia Judía Con esta idea en mente, consideremos la siguiente ilustración: Sam el corredor de bolsa llama a su amigo Bill: "Tengo una buena oportunidad en nuevas acciones" - dice Sam - "está garantizado que doblará su precio en una noche!".
"Oh, yo ya he escuchado sobre estas 'oportunidades' antes" - dice Bill - "gracias de todas maneras, pero esta vez paso". Una semana más tarde Bill recibe una llamada telefónica. "Hola, soy yo, Sam. ¿Te acuerdas de aquellas nuevas acciones que te había ofrecido? Bueno, yo puse $10000 y se duplicó en una noche! Yo creo que seguirá subiendo, así que volveré a invertir los $20000.
No es demasiado tarde para que tú lo hagas también. ¿Estás interesado?". "No gracias" - dice Bill - "lo que sube, baja. No me interesa".
Una semana más tarde Bill recibe otra llamada telefónica. Es Sam el corredor de bolsa. "Estas acciones son increíbles. Sigue subiendo y mi inversión ya vale $100000. Vamos Bill ¿por qué no inviertes en ellas. Es grandioso!". Semana tras semana, mes tras mes, los llamados telefónicos continúan. Las acciones de Sam siguen subiendo. Y Bill sigue quedando afuera. Un día suena el teléfono de Bill. (Él espera que no sea otra vez Sam con sus nuevas inversiones).
"Hola, soy yo, Sam. Quiero decirte algo. Tú recuerdas hace varios meses cuando invertí $10000? Bueno, al mismo tiempo yo tomé otros $10000 y los invertí en tu nombre. Ahora ese monto vale más de un millón de dólares. Nosotros somos buenos amigos y a mí me importas mucho, Bill. Así que dame los $10000 originales y el millón es tuyo!". ¿Puedes imaginarte semejante trato?
Ahora aplica esto a la historia judía. Desde Moshé hasta Maimónides, desde el Templo Sagrado hasta el moderno estado de Israel, todos nuestros ancestros se sacrificaron y lucharon para construir un legado judío.
Un legado de sabiduría, de idealismo, de educación y de cuidado unos por otros y por todo el mundo. Esto es reconocer el increíble legado que nosotros tenemos. Por 3000 años, el pueblo judío ha puesto a un lado y acumulado un tesoro.
Todos nosotros podemos venir ahora y recogerlo! Llevándolo a Casa La mitzvá de retornar objetos perdidos no sólo se aplica a cosas materiales que se han perdido, sino también a cosas más abstractas. Por ejemplo: si alguien no le habla a un amigo porque tuvieron una discusión, debemos intentar ayudar a que se restablezca esa relación.
Similarmente, si alguien se alejó del judaísmo y perdió conexión con D'os y la Torá, debemos hacer lo que podamos para ayudar. Este año, en la espera de las grandes festividades, piensa en alguien que tú conoces que puede estar desconectado de la comunidad judía, e invítalo a compartir las fiestas contigo. Quizás esto es lo que el versículo nos insinúa en nuestra parashá: "Entonces lleva [al objeto perdido] a tu casa" (22:1). Inténtalo. Toma la responsabilidad. Tus esfuerzos pueden valer millones.
Shabat Shalom